A veces intento recordar qué pensaba cuando gestaba Sabe la Tierra. El proceso de creación fue largo. Y pasó por diferentes estadíos. Esos días de incertidumbre y vacío no fueron fáciles. Todas las noches, después que dormía a mis hijos, me sentaba en la computadora y navegaba como quien hace un viaje silencioso y mágico en busca de respuestas y señales.

Los domingos nos juntábamos siempre con los mismos amigos, cocinábamos feijoada, sonaban los tambores y la casa se llenaba de música que invitaba a la creatividad. Nos soltábamos soñando en voz alta con nuestros proyectos. Había tiempo para la escucha y ganas de ayudar al otro. Cargábamos pilas para toda la semana porque cada cual tenía su trabajo.

Matías (a quien conocí porque habían vivido juntos con Paulinho en Brasil) soñaba con hacer domos; Paola con enseñar biodanza. Y nosotros con crear Sabe la Tierra.

No sé si fue la magia o la música o la unión que hace la fuerza. O la alegría brasilera o el ritmo de las congas y djembes. Nos acompañamos y sostuvimos esos 3 años sin dejarnos caer ni un poquito.

Entre medio con Paola surgió la idea de un proyecto de detergentes biodegradables que siguió ella durante años y al que bautizó @maslimpio y terminó debutando en Sabe la Tierra (sigue aún funcionando con mucha garra y convicción). Matías abrió una peluquería para chicos @peluclub sabiendo que la necesitaba para seguir creando (incluso se animó a franquiciar). Traía palitos y hacía minidomos en la sobremesa como si fuera un niño.

Qué importante perseverar en los deseos. No dejar que las necesidades económicas opaquen los sueños. Un día Matías y Paola vinieron con la noticia que habían comprado un terreno en Escobar y que iban a construir su primer domo. Y allí fuimos todos a sentar las bases. Y otra vez los tambores de Paulinho y Matuto sonaron en un ritual que parecía decretar que los sueños se harían realidad.

Esos mismos tambores sonaron cuando abrimos el jardín de casa para hacer el primer día del resto de los días de Sabe la Tierra y marcaron los pasos de las primeros biodanzas de Pao durante un verano en el campo.

Pasó una década y se hizo la magia: @matiasrizzone es constructor de @biodomos @paolafogolin es profesora de @biodanza_pao y @sabe_la_tierra está a punto de cumplir 10 años. No dejes de soñar. Nunca.

PD: En viaje a Buenos Aires para el 8avo aniversario de Sabe la Tierra San Fernando, donde quería que sonaran nuevamente los tambores, olvidé cerrar la caja de la camioneta y cuando alguien me avisó ya era tarde. El djembe, ese que un luthier bahiano había tallado especialmente para Paulinho, había rodado en el camino. Quién sabe a dónde fue a parar, ojalá siga cumpliendo sueños. Quedará su música y su magia en nuestros corazones por siempre…

Por @angieferrazzini, Periodista y Fundadora de Sabe la Tierra

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