Aprender a AMAR es una de las tareas humanas más bellas y gratificantes. A su vez es compleja porque nos desafía a SENTIR, a observarnos y conocernos profundamente.

En el AMOR nos descubrimos. Nos sentimos felices pero a la vez nos volvemos más vulnerables y frágiles. En esa construcción tan hermosa muchas veces nos asustamos, tenemos miedo que nos lastimen. Por eso es necesario desarrollar valentía y coraje. Volvernos cada vez más fuertes pero con el corazoncito más abierto que nunca en cada lección.

Sin duda el amor sano nos hace mejores personas. Acaricia nuestra fragilidad, nos la muestra. No la utiliza en nuestra contra, por el contrario, la acaricia y la acompaña a crecer. Es un verdadero arte que nos sacude como pocas cosas pero que vale la pena explorar aunque encontremos sufrimiento y dolor.

Me recuerdo cada día que el amor sano no juzga, deja ser en libertad, ilumina las sombras y hace brillar aún más los dones, la propia luz interior.

El amor sano no presiona, no fuerza, deja fluir lo que es tal cual es. Acompaña en silencio el alma y la cuida.

Toda una práctica, para mi de las más importantes de la vida humana. Y en eso estoy, practicando. A veces me sale y otras me tropiezo pero en cada caída aprendo y renuevo mi intención de vivir el amor de esta manera. Sin rótulos, sin peso. Libre y sano.

Para que un mundo mejor sea posible, la principal tarea que tenemos cada día es la de aprender a amarnos y amar a los otros como a nosotros mismos sin distinciones, sólo la de ser todos una gran familia humana?❤

TOD@S merecemos ser amados!!!???

Por Marcela D’Ambrosio, Directora de Capital Humano de Sabe la Tierra, creadora de Live Work & Joy, Especialista en desarrollo humano, Coach ontológica, Instructora en mindfulness.