Angie Ferrazzini es periodista, fundadora de Sabe la Tierra,
emprendedora social por la Red Internacional Ashoka.
A los largo de este año les propongo acompañarme en mis pensamientos y acciones como una forma de redescubrirnos. Porque si entendemos que proyectamos para aprender, las experiencias cotidianas son las grandes oportunidades para conocernos mejor. “Ser en el hacer” es algo de lo que me propuse cuando nació mi primera hija. Podría decir que desde entonces me rige la coherencia entre lo que soy, lo que digo y lo que hago.
Un día, habiendo trabajado como periodista más de 10 años, decidí dejar de contar historias de otros para vivir la mía. Pasaron casi 10 años más. La acción me tomó por completo. Tuve 3 hijos y le di nacimiento a Sabe la Tierra.
Hoy vuelvo a escribir, a contar historias propias y ajenas, con el objetivo de impactar positivamente. Ojalá sirvan de inspiración. Para mí, el simple hecho de volver a escribir, ya lo es.
¡Nuestra casa está en llamas!
Yo sé que no voy a salvar el mundo, sé que no voy a poder apagar el fuego que arde en el Amazonas, sé que no puedo convencer a los que creen que lo orgánico no alcanzará para alimentar al planeta. Pero igual sigo.
Sólo si estás abiert@ la vida puede sorprenderte
Hace 16 años viajaba a Salvador de Bahia en un viaje que pretendía cultura y playa. Y como ya les he contado: me sorprendió el amor. Y me detengo un segundo en la sorpresa porque sólo si estás abiert@ la vida puede sorprenderte. Lo demás es historia.
Familia de productores y consumidores
Agradecida de volver a recorrer los mercados en familia. Pasaron 10 años desde que abrimos nuestra casa para dar nacimiento al primer día del resto de los días de #sabelatierra
Educar para el cambio
La semana pasada fui convocada a dar una charla en un colegio para 220 chicos de 10 a 14 años en la Ciudad de Buenos Aires. Lo tomé como un gran desafío. Captar la atención de los chicos era clave. Empecé contándoles cómo era cuando tenía la edad de ellos.
Afianzar la confianza
A veces tememos contar algo por miedo a no poder sostenerlo en el tiempo. Es el maldito miedo al fracaso y la falta de confianza en uno mismo. Me costó aprender que los miedos de los otros no son mis miedos.
Reírse de uno mismo
Creo que el humor me ha salvado de todas la situaciones. Y me ha permitido aceptarme con mis defectos y debilidades. Hay que aprender a reírse de uno mismo.